Las situaciones de desastre, ya sean naturales o provocadas por el hombre, pueden causar estragos en las empresas sin importar su tamaño o importancia. Para seguir funcionando durante situaciones de emergencia, todas las empresas deben contar con planes probados de continuidad del negocio.
Un plan ejecutado correctamente puede permitir que una empresa minimice todas las interrupciones del servicio y funcione sin problemas durante las perturbaciones internas o externas. La pandemia que ocasionó el virus del COVID-19 en todo el mundo ha obligado a las empresas a implementar formas creativas que permitan concluir proyectos o continuar prestando servicios.
Un plan de continuidad de los negocios es simplemente un conjunto documentado de procedimientos que describe cómo una organización recuperará y restablecerá las operaciones comerciales durante una emergencia o interrupción del servicio. Actúa como un punto de referencia y proporciona orientación a los empleados clave durante una crisis.
Todas las empresas deben ser funcionales para prosperar, y debido a que las emergencias y las interrupciones del servicio pueden afectar a cualquier organización, todas las empresas deben contar con este tipo de estrategias.
Varias industrias clave de Guatemala han debido adaptarse a los cambios que supuso la pandemia, y Trecsa no es la excepción. La empresa no dudó en implementar su Plan de Continuidad del Negocio para cumplir el compromiso adquirido con Guatemala a través del Gobierno central, manteniendo el funcionamiento al 100% de todas sus instalaciones, y continuando con el avance del PET-01-2009.
Trecsa garantiza la continuidad de sus actividades bajo las especificaciones de la norma ISO 22301-2019, que es el estándar de sistema de gestión de la Organización Internacional de Normalización, mismo que especifica los requisitos para planificar e implementar un sistema de gestión documentado que proteja, reduzca, o bien responda a incidentes disruptivos.
Los sistemas sólidos, las soluciones creativas, y la innovación, son necesarias en tiempos de emergencia, y eso ha sido un factor no solo para la energía sino para otros sectores.
Por ejemplo, “En el caso del sector de manufacturas de AGEXPORT, una reacción pronta con innovación permitió sostener 758 mil empleos directos, logrando adaptarse, evolucionar y afrontar los retos de la pandemia. Sin embargo, este tiempo de cambio nos exige tener una mentalidad abierta a innovar” (newsinamerica.com)
En lo que concierne a la industria de la energía, según el ministro de Energía y Minas del gobierno de Guatemala, Alberto Pimentel Mata, cerca del el 88% de la población tiene acceso a la energía eléctrica, pero más de medio millón de guatemaltecos no tienen acceso a ella, lo cual impacta directamente en sus oportunidades de desarrollo.
Con una realidad como la que se ha vivido en 2020 y 2021, en la que las personas se han visto obligadas a trasladar muchas de las actividades laborales y educativas a casa, el no tener electricidad implica quedarse atrás en la lucha por crecer.
Adultos sin posibilidad de trabajar y niños sin posibilidad de educarse de manera remota se traducen en un país con atraso. Por si ello fuera poco, la electricidad es crucial para enfrentar los efectos de la pandemia, con hospitales que requieren de esa vital energía para atender a miles de pacientes con afecciones relacionadas al COVID-19 o preexistentes, o bien para los lotes de vacunas que necesitan de esa energía para conservarse a las temperaturas adecuadas.
Según informaciones del Banco Interamericano de Desarrollo tan recientes como junio del año pasado, el país experimentó retos no solo en la distribución, sino también una caída en la demanda de electricidad como consecuencia de la pandemia:
“En particular, entre el 18 de abril y el 14 de mayo, la caída fue del 8.7% (..) En Guatemala, entre el 2 de marzo y el 5 de abril, las ventas netas de energía cayeron en promedio un 4.5%, y en algunas semanas hasta un 17%, según estadísticas del Administrador del Mercado (AMM)”, (BID).
Es en este contexto donde el trabajo de empresas como Trecsa se vuelve crucial. De hecho, con ese objetivo durante el Tercer Foro de Transporte de Energía Eléctrica llevado a cabo de manera virtual, y en el que estuvieron presentes las empresas dedicadas al desarrollo de la infraestructura de transmisión de energía eléctrica del país, estas acordaron entre sus puntos “más importantes” relacionados con la continuidad del servicio los siguientes:
Todos esos apartados han sido atendidos con eficacia por Trecsa gracias a la planificación estratégica, el monitoreo permanente de las potenciales amenazas, así como por el planteamiento de estrategias innovadoras.
“Durante el año 2020, se continuaron promoviendo las prácticas (…) conforme las especificaciones técnicas establecidas por la Comisión Nacional de Energía Eléctrica (CNEE). La eficiencia de nuestros procesos se ve reflejada en el cumplimiento ante el ente regulador del 100% de los activos de 230kv EEBIS, fortaleciendo el sistema eléctrico en las zonas con los índices más bajos de desarrollo económico (…) Orgullosos de los resultados obtenidos en el año 2020, y haciendo frente a una nueva realidad, seguiremos trabajando con excelencia, apostándole al desarrollo de Guatemala” (EEBIS).
Prueba de ello es que la empresa continúa avanzando a buen paso con sus proyectos más importantes. El primero de ellos, el PET-01-2009, que consiste en “la construcción de más de 850 kilómetros de líneas de transmisión, la construcción de 10 subestaciones nuevas y la ampliación de 12 subestaciones, con una cobertura en 15 departamentos, 74 municipios y 340 comunidades”, y que lleva un avance del 88%. (trecsa.com.gt).
Luego tenemos La Vega II, que consiste en el proyecto de ampliación de la subestación eléctrica La Vega II, y que hizo posible la habilitación del segundo circuito de la Línea de Transmisión Aguacapa. Ambos proyectos continuaron y continúan su avance para beneficio de la población guatemalteca incluso en las condiciones singulares que implica la pandemia.