Aunque a menudo pensamos en el cambio climático inducido por el hombre como algo que sucederá en el futuro, esto es en realidad un proceso continuo en el que el mundo ya está inmerso. Los ecosistemas y las comunidades en todo el planeta están siendo impactados por este proceso ahora mismo.
De acuerdo a los datos que aporta la Organización de las Naciones Unidas, las concentraciones de gases de efecto invernadero, que generan muchos de los cambios que se evidencian en el clima, se encuentran hoy en su nivel más elevado en 2 millones de años. A raíz de ello, la temperatura de la Tierra es ahora 1,1 °C más elevada que a finales del siglo XIX.
Las temperaturas globales aumentaron ese 1,1°C entre 1901 y 2020, y son las que más han acaparado los titulares. Pero el cambio climático se refiere a mucho más que un aumento de la temperatura. Entre sus consecuencias también se incluyen el aumento del nivel del mar, cambios en los patrones de sequías e inundaciones, y mucho más.
Las cosas de las que la humanidad depende y valora, como el agua, la energía, el transporte, la agricultura, los ecosistemas, y la salud humana, están experimentando los efectos de un clima cambiante. En ese contexto se plantea la necesidad de acelerar la transición energética, que la mayoría de los países occidentales e industrializados han establecido para 2035 como mínimo.
Pero para lograr esa transición será necesario sustituir la energía generada por combustibles fósiles por una renovable. En ese sentido, la energía eléctrica, una que con la que el ser humano lleva muchos años familiarizado, es el actor central y cobra más relevancia que nunca, siendo ya el futuro de nuestro desarrollo.
El trabajo de las empresas que operan en el sector eléctrico de Guatemala en todas sus fases, como la Transportadora de Energía de Centroamérica, Trelec, RECSA, o EEGSA, va a ser increíblemente importante en los próximos años.
Abordar la transición energética es una tarea complicada, pero ya no quedan dudas de que esta va a llevarse a cabo. La mayoría de los expertos coinciden en que la economía pasará a electrificarse por completo en los años que están por venir.
Reemplazar las tecnologías que todavía funcionan con combustión, como los vehículos de gasolina, la calefacción, o la refrigeración con gas natural, con alternativas que funcionan a través de la electricidad será la nueva tendencia. Conectar la mayor parte posible de nuestro consumo de energía a la red eléctrica nacional va a ser la meta futura.
Y para lograrlo, será necesario contar con una red robusta y confiable en todas sus etapas. Desde la generación, hasta el transporte y la distribución. De nuevo, en esta nueva realidad se hace primordial el rol de empresas como la Transportadora de Energía de Centroamérica, por el papel que cumple en el transporte de electricidad a buena parte del territorio guatemalteco.
El contexto de la electricidad ha cambiado en las últimas décadas, y seguirá transformándose gracias a la creciente preocupación por el calentamiento global. Evitar el cambio climático significa acercarse lo más posible a cero emisiones de carbono, lo más rápido posible.
El automóvil es un ejemplo perfecto del creciente uso que tendrá la electricidad en el futuro. Con las mejoras en las tecnologías de almacenamiento de energía, los vehículos eléctricos se han convertirán en alternativas viables a los vehículos a gasolina, y serán cada vez más populares en todo el mundo.
A medida que más y más personas cambien de un auto más antiguo a un vehículo eléctrico más nuevo, la necesidad de electricidad continua no hará más que aumentar, y serán necesarias cantidades mayores de electricidad para operar estos vehículos. Otro proceso que va a sufrir un cambio hacia la electrificación es la calefacción de los hogares, en especial de los europeos y estadounidenses.
En la actualidad, el gas natural, el petróleo, o incluso el carbón dominan el mercado de la calefacción. Pero deseo de transición, y los acontecimientos geopolíticos y económicos recientes, han empujado el desarrollo de tecnologías innovadoras como las bombas de calor de fuente de aire y las bombas de calor geotérmicas, mismas que permiten que la energía necesaria para calentar una casa común pueda provenir de la electricidad en lugar de la quema de combustibles.
Ciertamente, todavía hay límites a lo que puede funcionar con electricidad, especialmente en los países en vías de desarrollo. Los aviones, u otros vehículos masivos, son un buen ejemplo, pero esos límites son temporales, ya que la inversión en investigación y desarrollo se está concentrando en intentar cerrar esas brechas.
Así que, la electrificación puede conducir a una disminución importante de las emisiones nacionales de carbono, y por ello, una mayor cobertura eléctrica significa que los hogares y los negocios individuales tendrán una mayor libertad e independencia energética en la Guatemala del futuro.