La transformación de la matriz energética de Guatemala: Contra viento y marea, una extraordinaria realidad concreta

En las décadas de los ochenta y los noventa, la capacidad de generar e importar energía explicaba en alrededor de un 90 por ciento el crecimiento de la economía del país. La mayoría de la energía disponible tenía su origen en el petróleo y sus derivados y en el carbón.

El costo de la unidad de energía era muy alto y la capacidad de cubrir la factura petrolera, sobre bases mensuales, llegó a convertirse en una genuina tortura. Cada mes, literalmente, la banca central y Finanzas Públicas tenían que traspasar, con exceso de dificultades, un verdadero Everest financiero. Los apagones llegaron a ser una constante habitual e implicaban enormes costos escondidos, imposibles de cuantificar, que encarecían la producción nacional y la vida de todos los guatemaltecos.

Esta dramática realidad, llevó, no sin lentitud, en un principio, a diseñar e implantar políticas públicas, en las que el sector privado jugó un papel crucial, para descifrar cómo cambiar la matriz de energía de Guatemala, buscando dejar a un lado el uso del petróleo y el carbón, para descansar en mayor medida en energías limpias, fundamentalmente de hidroeléctricas, dado el enorme potencial que caracteriza al país, lo que inclusive, puede permitir que se transforme en un gran exportador neto de energía limpia de largo aliento.

La transformación de la matriz energética en Guatemala ha caminado a pasos agigantados. En 2003, a inicios del siglo XXI, en el país se aprobó la Ley de Incentivos para el Desarrollo de Proyectos de Energía Renovable, que buscaba dejar atrás el uso de energías de origen fósil, carbón o búnker y a partir de ahí, buscar con afán, otros tipos de generación de energía, no solo de hidroeléctricas, sino que también energía eólica y solar, y, este esfuerzo vigoroso no se ha detenido.

La energía generada por las hidroeléctricas, comenzó en el siglo XIX, con la primera planta colocada en la finca El Zapote. En la actualidad, el aporte de la energía hídrica supera al carbón y el búnker. Hace 15 años, el país comenzó un cambio radical en su matriz energética, dando lugar a las nuevas tecnologías que han abaratado considerablemente el valor de la unidad de energía.

El cambio climático ha obligado a los países a recurrir a la generación de energía de fuentes más limpias y a mejores costos. La energía renovable ha hecho más asequibles los precios y ofrece más opciones al mercado. El aporte de las energías limpias al sistema alcanzó en 2018, el 61 por ciento del total y en el futuro se visualiza que la contribución será aún mayor. El desafío para crecer en el sector es encontrar y conciliar modelos de éxitos compartidos con las comunidades y superar los conflictos sociales, para dar paso a mayores niveles inversión en energía, relativamente suspendida desde hace algunos años.

Durante la pandemia, la energía renovable ha tenido un papel importante en otras latitudes. Hace tan solo unos días, Europa celebraba que la energía renovable, por primera vez, había superado a la que tiene como origen combustible fósil. La demanda de electricidad en la Unión Europea cayó siete por ciento en general. La generación de energía con combustibles fósiles cayó 18 por ciento en el primer semestre, en comparación con el año anterior. Sin embargo, la generación de energía renovable creció 11 por ciento, según Ember.

El carbón fue el mayor perdedor en 2020. Es una de las fuentes de energías menos amigables con el medio ambiente y que más contamina, y su participación se está desplomando en Europa, a medida que el precio del carbón aumenta y los gobiernos toman medidas para reducir las emisiones de gases con efecto de invernadero. La energía por carbón cayó 32 por ciento en toda la Unión Europea.

En Guatemala habrá que reflexionar sobre las cifras que dejó la pandemia, con el consumo trasladado a los hogares. Sin embargo, a pesar de enorme impacto de la pandemia, el sector permanece activo y funcionando con eficacia. El Ministerio de Energía y Minas (MEM) informó que entre agosto y septiembre prevé sacar la Licitación PEG-4-2020, para adjudicar 400 MW, como parte del Plan de Expansión Indicativa del Sistema de Generación 2020-2050.

Es importante señalar, que el impulso de nuevas inversiones en hidroeléctricas es crucial para el desarrollo y el progreso de Guatemala, y que, incluso puede permitir erradicar la pobreza extrema, pues permite popularizar y difundir la propiedad y el capital y transformar, a grandes mayorías de guatemaltecos que han estado marginados, en capitalistas exitosos y en socios del desarrollo, participando en organizaciones de calidad, con tecnología de punta y gerencia de clase mundial. Reiteradamente, ‘elPeriódico’ ha insistido en la importancia de dejar atrás visiones conservadoras de desarrollo y encontrar estrategias y políticas públicas de corto y mediano plazo, que permitan encontrar la senda del crecimiento económico y el progreso social para todos. Por tal razón, hoy compartimos, con nuestros lectores, el arduo camino recorrido por el sector eléctrico, en su afán por optimizar al máximo posible su matriz o mezcla energética.

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